Paseando por las calles, deteniéndome en cada escaparate y entrando en una y mil tiendas, lo primero y único que me queda claro, es la variedad ingente de tejidos que tenemos a nuestra disposición.
Todo parece ser tendencia, sedas estampadas, plumas, tules bordados, algodón, sedas salvajes, brocados y arabescos etc. Un sin fin de posibilidades que sin lugar a dudas harían las delicias de cualquiera con un poco de tiempo e imaginación para hacer sus propias creaciones.
Sin lugar a dudas, uno de los tejidos que más me ha llamado la atención, y cuya vuelta venía observando desde hacía un tiempo, es aquél tejido elástico con llamativos estampados tan propios de los setenta. Me complace ver como podré volver a utilizar aquellos vestidos de tela brillante que mi madre ha guardado por si las moscas.
El color y el tejido, son a mi juicio, dos de los factores fundamentales a tener en cuenta, a la hora de diseñar una colección de ropa o complementos. La combinación que ofrecen y la versatilidad de muchos de ellos, los convierten en auténticas obras de arte por si sola. Tan solo habría que echar la vista atrás, muy atrás en el tiempo reconozco, para estudiar el uso de los tejidos del gran Mariano Fortuny. Heredero de una colección de tejidos iniciada por sus padres, presente en su infancia y que él se encargaría en aumentar. La imprimación de relieves, estampados, así como el diseño de un ingenioso sistema para la decoración policroma, lo convirtieron en uno de los mejores conocedores del tema a principios del siglo XX. No es de extrañar su vinculación eterna al mundo de la moda, la investigación y la imaginación, lo llevaron a crear uno de los vestidos más emblemáticos de su época, el Delphos.
Fruto de sus investigaciones y de las de muchísimos otros, tenemos a nuestro alcance un volumen nada desdeñable de tejidos. Procedentes de distintas fibras y procesos, el modo en el que los diseñadores los emplean, los ponen o no de moda. Así como la batista se convirtió en el tejido preferido de las impresionables damas victorianas, el uso de tejidos como la lycra se popularizó hasta extremos insospechados en las década de los ochenta y noventa.
Actualmente muchos de estos tejidos gozan de igual popularidad, aunque no podemos obviar, la hegemonía de un producto como el algodón. Su uso, extendido a prendas diversas de uso exterior e interior, se ha puesto muy de moda gracias a un fenómeno tan de nuestro tiempo como la ecología. El uso de materiales naturales y orgánicos en pos del medio ambiente ha contribuido notablemente a la popularización de dicho tejido, si bien ha gozado de buena salud desde hace muchísimo tiempo.
Por tanto y a modo de conclusión, muchos son los tejidos empleados actualmente, los avances tecnológico combinados con las técnicas más tradicionales, nos ofrecen continuamente prendas originales, imaginativas y de calidad.
Todo parece ser tendencia, sedas estampadas, plumas, tules bordados, algodón, sedas salvajes, brocados y arabescos etc. Un sin fin de posibilidades que sin lugar a dudas harían las delicias de cualquiera con un poco de tiempo e imaginación para hacer sus propias creaciones.
Sin lugar a dudas, uno de los tejidos que más me ha llamado la atención, y cuya vuelta venía observando desde hacía un tiempo, es aquél tejido elástico con llamativos estampados tan propios de los setenta. Me complace ver como podré volver a utilizar aquellos vestidos de tela brillante que mi madre ha guardado por si las moscas.
El color y el tejido, son a mi juicio, dos de los factores fundamentales a tener en cuenta, a la hora de diseñar una colección de ropa o complementos. La combinación que ofrecen y la versatilidad de muchos de ellos, los convierten en auténticas obras de arte por si sola. Tan solo habría que echar la vista atrás, muy atrás en el tiempo reconozco, para estudiar el uso de los tejidos del gran Mariano Fortuny. Heredero de una colección de tejidos iniciada por sus padres, presente en su infancia y que él se encargaría en aumentar. La imprimación de relieves, estampados, así como el diseño de un ingenioso sistema para la decoración policroma, lo convirtieron en uno de los mejores conocedores del tema a principios del siglo XX. No es de extrañar su vinculación eterna al mundo de la moda, la investigación y la imaginación, lo llevaron a crear uno de los vestidos más emblemáticos de su época, el Delphos.
Fruto de sus investigaciones y de las de muchísimos otros, tenemos a nuestro alcance un volumen nada desdeñable de tejidos. Procedentes de distintas fibras y procesos, el modo en el que los diseñadores los emplean, los ponen o no de moda. Así como la batista se convirtió en el tejido preferido de las impresionables damas victorianas, el uso de tejidos como la lycra se popularizó hasta extremos insospechados en las década de los ochenta y noventa.
Actualmente muchos de estos tejidos gozan de igual popularidad, aunque no podemos obviar, la hegemonía de un producto como el algodón. Su uso, extendido a prendas diversas de uso exterior e interior, se ha puesto muy de moda gracias a un fenómeno tan de nuestro tiempo como la ecología. El uso de materiales naturales y orgánicos en pos del medio ambiente ha contribuido notablemente a la popularización de dicho tejido, si bien ha gozado de buena salud desde hace muchísimo tiempo.
Por tanto y a modo de conclusión, muchos son los tejidos empleados actualmente, los avances tecnológico combinados con las técnicas más tradicionales, nos ofrecen continuamente prendas originales, imaginativas y de calidad.
1 comentario:
Pues si, hay variedad para dar y tomar... Y eso es bueno!
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